Esta es una fábula moderna que refleja un defecto común en muchas organizaciones
En 2005 tuvo lugar una competencia de remo entre Japón y nuestro equipo (ponga el país que crea, pero aplica mucho a la idiosincracia latinoamericana). Los remeros japoneses llegaron a la meta una hora antes que el otro equipo.
De regreso a casa se reunió a varias autoridades deportivas para analizar las causas de tan desconcertante resultado. Las conclusiones fueron: 1) En el equipo japonés había un timonel y diez remeros, 2) En nuestro equipo había un remero y diez timoneles. La esfera de planificación estratégica realizaría una reestructuración que calaría en lo más profundo de la delegación.
En 2006, el equipo japonés volvió a adelantarse desde el comienzo. Esta vez nuestro equipo arribó a la meta dos horas más tarde. El nuevo análisis de las autoridades deportivas arrojó los siguientes resultados: 1) En el equipo japonés había un timonel y diez remeros, 2) En nuestro equipo, luego de los cambios introducidos, la composición fue un timonel, dos asistentes, siete jefes de sección y un remero. La conclusión del comité fue unánime y lapidaria: “El remero es un incompetente.”
En 2007 se le presentó una nueva oportunidad a nuestro equipo. El departamento de Nuevas Tecnologías y Negocios puso en marcha un plan destinado a mejorar la productividad, con novedosas modificaciones en la organización que generarían incrementos sustanciales de efectividad, eficiencia y eficacia. El resultado fue catastrófico. Nuestro equipo llegó tres horas después que el japonés. Las conclusiones revelaron datos escalofriantes. 1) Para desconcertar, el equipo japonés optó por la alineación tradicional: un timonel y diez remeros, 2) Nuestro equipo utilizó una formación vanguardista, integrada por un timonel, dos auditores de calidad, un asesor de empowerment, un supervisor de downsizing, un analista de procedimiento, un tecnólogo, un contralor, un jefe de sección, un apuntador de tiempos y un remero. Luego de varios días de agotadoras reuniones, el comité decidió castigar al remero quitándole todos los bonos e incentivos por el fracaso.
La conclusión de autoridades deportivas y patrocinadores, fue: “contrataremos un nuevo remero, pero con un contrato outsourcing, para no lidiar con el sindicato y no estar atados a contratos laborales anquilosados, que degradan la eficiencia y productividad de los recursos”.
Moralejas: 1.– No hay justicia en los Juegos Olímpicos, 2.– Los japoneses usan anabólicos, 3.– El remero era reactivo en lugar de ser proactivo, era flojo y no se apegó a la misión, visión, objetivos, estrategias y tácticas del sistema y no supo trabajar en equipo.
¿Le suena conocida esta historia?
En 2005 tuvo lugar una competencia de remo entre Japón y nuestro equipo (ponga el país que crea, pero aplica mucho a la idiosincracia latinoamericana). Los remeros japoneses llegaron a la meta una hora antes que el otro equipo.
De regreso a casa se reunió a varias autoridades deportivas para analizar las causas de tan desconcertante resultado. Las conclusiones fueron: 1) En el equipo japonés había un timonel y diez remeros, 2) En nuestro equipo había un remero y diez timoneles. La esfera de planificación estratégica realizaría una reestructuración que calaría en lo más profundo de la delegación.
En 2006, el equipo japonés volvió a adelantarse desde el comienzo. Esta vez nuestro equipo arribó a la meta dos horas más tarde. El nuevo análisis de las autoridades deportivas arrojó los siguientes resultados: 1) En el equipo japonés había un timonel y diez remeros, 2) En nuestro equipo, luego de los cambios introducidos, la composición fue un timonel, dos asistentes, siete jefes de sección y un remero. La conclusión del comité fue unánime y lapidaria: “El remero es un incompetente.”
En 2007 se le presentó una nueva oportunidad a nuestro equipo. El departamento de Nuevas Tecnologías y Negocios puso en marcha un plan destinado a mejorar la productividad, con novedosas modificaciones en la organización que generarían incrementos sustanciales de efectividad, eficiencia y eficacia. El resultado fue catastrófico. Nuestro equipo llegó tres horas después que el japonés. Las conclusiones revelaron datos escalofriantes. 1) Para desconcertar, el equipo japonés optó por la alineación tradicional: un timonel y diez remeros, 2) Nuestro equipo utilizó una formación vanguardista, integrada por un timonel, dos auditores de calidad, un asesor de empowerment, un supervisor de downsizing, un analista de procedimiento, un tecnólogo, un contralor, un jefe de sección, un apuntador de tiempos y un remero. Luego de varios días de agotadoras reuniones, el comité decidió castigar al remero quitándole todos los bonos e incentivos por el fracaso.
La conclusión de autoridades deportivas y patrocinadores, fue: “contrataremos un nuevo remero, pero con un contrato outsourcing, para no lidiar con el sindicato y no estar atados a contratos laborales anquilosados, que degradan la eficiencia y productividad de los recursos”.
Moralejas: 1.– No hay justicia en los Juegos Olímpicos, 2.– Los japoneses usan anabólicos, 3.– El remero era reactivo en lugar de ser proactivo, era flojo y no se apegó a la misión, visión, objetivos, estrategias y tácticas del sistema y no supo trabajar en equipo.
¿Le suena conocida esta historia?
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