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Gratitud; La cierva y la viña

Fábula de

Una cierva era perseguida por unos cazadores y se refugió bajo una viña. Pasaron cerca los cazadores, y la cierva, creyéndose muy bien escondida, empezó a saborear las hojas de la viña que la cubría. Viendo los cazadores que las hojas se movían, pensaron muy acertadamente que allí adentro había un animal oculto, y disparando sus flechas hirieron mortalmente a la cierva. Ésta, viéndose morir, pronunció estas palabras:
-¡Me lo he merecido, pues no debí haber maltratado a quien me estaba salvando!

Agradece a los que te ayudan.

Ser agradecido es más que saber pronunciar unas palabras de forma mecánica, la gratitud es aquella actitud que nace del corazón en aprecio a lo que alguien más ha hecho por nosotros. La gratitud no significa "devolver el favor": el agradecimiento no es pagar una deuda, es reconocer la generosidad ajena.

La persona agradecida busca tener otras atenciones con las personas, no pensando en "pagar" por el beneficio recibido, sino en devolver la muestra de afecto o cuidado que tuvo. ¿Has notado como los niños agradecen los obsequios de sus padres? Lo hacen con una sonrisa, un abrazo y un beso. ¿De que otra manera podría agradecer y corresponder unos niños? Y con eso, a los padres les basta.

En el mundo de los negocios la gratitud se manifiesta en el profesional que agradece sinceramente a quiénes le aconsejaron y orientaron para llegar a su posición actual, a sus superiores que le renuevan la confianza en cada jornada y a sus colaboradores sin cuyo concurso comprometido no podría lograr sus metas.

Las empresas también deben cultivar el valor de la gratitud, recordando a aquél proveedor o cliente que los apoyó en los momentos difíciles. Con ellos existe la obligación permanente de estar a la altura de su confianza y no defraudarlos por buscar ganancias de corto plazo.

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