Fábula de Esopo
En una reunión de animales bailó tan bonito el mono, que se ganó la simpatía de los espectadores y lo eligieron rey.
Celosa la zorra por no haber sido ella la elegida, vio un trozo de comida en un cepo y llevó allí al mono, diciéndole que había encontrado un tesoro digno de reyes, pero que en lugar de tomarlo para llevárselo a él, lo había guardado para que fuera él personalmente quien lo cogiera, ya que era una prerrogativa real.
El mono se acercó sin más reflexión, y quedó prensado en el cepo.
Entonces la zorra, a quien el mono acusaba de tenderle aquella trampa, repuso:
-¡Eres muy tonto, mono, y todavía pretendes reinar entre todos los animales!
Nunca te lances a una empresa,
si antes no has reflexionado sobre sus posibles éxitos o peligros.
Esta fábula resalta la importancia de practicar el valor de la Prudencia. La Prudencia, en estricto sentido, es una virtud. Sin embargo, la reconocemos también como el valor que nos ayuda o reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia.
El valor de la Prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes le rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro.
¡Cuántas veces un líder pone en peligro a la empresa por seguir lo que le aconsejan asesores poco experimentados o mal intencionados como la zorra! La Prudencia nos llama a planificar y medir las consecuencias de nuestras acciones antes de proceder.
En una reunión de animales bailó tan bonito el mono, que se ganó la simpatía de los espectadores y lo eligieron rey.
Celosa la zorra por no haber sido ella la elegida, vio un trozo de comida en un cepo y llevó allí al mono, diciéndole que había encontrado un tesoro digno de reyes, pero que en lugar de tomarlo para llevárselo a él, lo había guardado para que fuera él personalmente quien lo cogiera, ya que era una prerrogativa real.
El mono se acercó sin más reflexión, y quedó prensado en el cepo.
Entonces la zorra, a quien el mono acusaba de tenderle aquella trampa, repuso:
-¡Eres muy tonto, mono, y todavía pretendes reinar entre todos los animales!
Nunca te lances a una empresa,
si antes no has reflexionado sobre sus posibles éxitos o peligros.
Esta fábula resalta la importancia de practicar el valor de la Prudencia. La Prudencia, en estricto sentido, es una virtud. Sin embargo, la reconocemos también como el valor que nos ayuda o reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia.
El valor de la Prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes le rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro.
¡Cuántas veces un líder pone en peligro a la empresa por seguir lo que le aconsejan asesores poco experimentados o mal intencionados como la zorra! La Prudencia nos llama a planificar y medir las consecuencias de nuestras acciones antes de proceder.
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