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Trabajo en equipo: Los hijos del labrador

Los hijos de un labrador vivían en discordia y desunión. Sus exhortaciones eran inútiles para hacerles mudar de sentimientos, por lo cual resolvió darles una lección con la experiencia.

Les llamó y les dijo que le llevaran un manojo de varas. Cumplida la orden, les dio las varas en haz y les dijo que las rompieran; mas a pesar de todos sus esfuerzos, no lo consiguieron. Entonces deshizo el haz y les dio las varas una a una; los hijos las rompieron fácilmente.

-¡Ahí tienen! -les dijo el padre-. Si también ustedes, hijos míos, permanecen unidos, serán invencibles ante sus enemigos; pero estando divididos serán vencidos uno a uno con facilidad.

“Nunca olvides que en la unión se encuentra la fortaleza”

En una nota anterior se presentaba la importancia de la colaboración en el equipo para el logro de los objetivos mediante la interacción entre los miembros y un flujo operacional altamente coordinado.

Las discusiones son una consecuencia natural de la conformación de equipos donde los integrantes tienen que aportar diferentes cualidades al funcionamiento del grupo. No obstante estas diferencias naturales es fundamental que exista una ligazón que los mantenga unidos frente a las dificultades que aparecerán en el camino. De esa manera podrán mantenerse unidos como el haz de varas.

Esa ligazón o elemento aglutinante viene dada por una visión compartida por los miembros y por un liderazgo eficaz. Si falla alguna de las dos partes, el individualismo primará sobre el trabajo en equipo y se perderá la fortaleza y cohesión del grupo

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